Más allá de la Suprema Corona…

Suma Teológica, cuestión 2: “De la existencia de Dios”, artículo 3: “Si Dios Existe” y
artículo 4: “Si en Dios se identifica la esencia y la existencia”.
Porrúa, México, 2004.

Frater Faber Dardănǐus


El infinito es infinito, delimitación alguna es imposible, cualquier intento que tengamos por establecer una comprensión, retener su significado en la nomenclatura que ejecuta el pensar, no borrándose Él sino más bien nuestro entender y deseo de “atraparlo”, aprehenderlo acaso; todo ello vano intento será si parte del exclusivo discurso de la mente. Lo infinito es verdaderamente infinito y no acepta delimitación alguna, de Él derivan todas las cosas y por supuesto a Él tienden a regresar.

Tomás de Aquino, celebre por su prodigiosa memoria y estructuradas cátedras. De rigor intelectual como cualquier ser preocupado y ocupado de las cosas divinas, reflexionó acerca de la existencia de Dios. El infinito no acepta contrarios como tampoco la verdad, belleza, armonía y el bien de todos los seres y que, finalmente, emanan de un solo Ser.

“Dios significa precisamente un bien infinito”, (p. 485). Y a la auto dificultad, de algunos seres, de que “parece ser” que Dios no existe, nuestro autor argumenta que esto pudiese llegarse a pensarse por la existencia del mal, ya que Dios es pura belleza y bien y si resulta infinito nada se le puede oponer o deja de ser infinito.

Efectivamente, Yo soy el que soy (Éxodo 3, 14) Ehyeh Asher Ehyeh, se levanta en todo lo alto, más allá de la Suprema Corona. Sin embargo la estructura mental de Tomás de Aquino va por diversos vericuetos, él nos explica que la existencia de Dios se puede argumentar primero por el movimiento, “ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto” (p.485), es decir Dios mismo, ya que sólo él puede ser acto y potencia al mismo tiempo y con respecto a sí mismo. Es por supuesto el motor inmóvil de su admirado Aristóteles, “es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie”, (p. 486).

Las otras causas más o menos repiten el mismo patrón que el planteado para el movimiento, a saber: nos expone sobre la causalidad eficiente, el orden tiene una causa pero ninguna cosa puede ser su propia causa, es necesario que exista una causa eficiente primera y de todas las cosas, a la cual por supuesto le llamaremos Dios.

Hay seres que pueden existir o no existir: el ser posible o contingente es la tercera vía de explicación o argumento aristotélico y que retoma nuestro autor cristiano. Casi todas las cosas en algún prístino momento no existían, por ende tuvieron que emanar de algún otro ser que siempre existió, es decir que no todos los seres son posibles o contingentes, hay uno que fue o es necesario, uno “que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad sino que sea causa de la necesidad de los demás…”, (p. 487).

Los grados de perfección de los seres, a manera de escalera universal, nos implican, por si a alguien le cupiera la menor duda, una clara jerarquía. Hay algunos seres más “buenos, verdaderos y nobles que otros”, esta es la cuarta consideración que asume Tomás de Aquino. Pero sólo hay un Ser que es “verísimo, nobilísimo y óptimo, y por ello ente o ser supremo”, (p.488).

“La quinta vía se toma del gobierno del mundo” (p. 488), ya que las cosas que no conocen necesitan ser dirigidas por los seres que conocen, y aquí más bien es platónico nuestro autor, él agrega “existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin, y a éste llamamos Dios.”, (p. 489).

Concluye Santo Tomás, y finalmente siguiendo a San Agustín, que el mal existe gracias a la omnipotencia divina que logra sacar del mal un bien, por ello, “pertenece a la infinita bondad de Dios permitir los males para de ellos obtener los bienes.” (p. 489). A ello debemos de sumar que el entendimiento y voluntad humana son mutables y contingentes y que finalmente encontrarán su razón de ser, aunque sea al final de los tiempos, en lo inmóvil y necesario.

Del breve cuarto artículo sólo mencionaremos lo sustancial a fin de no extendernos demasiado. Entre la existencia y esencia de los seres sólo se puede ver contenida y sumada en un solo ser, ya que todos los demás seres deben su existencia a un ser externo, “entre los seres producidos no hay uno que sea causa suficiente de su ser”, (p.490) su existencia es causada por otro. Es lo mismo que ocurre con el acto y la potencia, necesita un motor inmóvil, bueno pues en este ejemplo requiere de un ser que genere su existencia, uno que al mismo tiempo sea esencia, así que será Dios ya que Él es, existe y es esencia.

Cabe mencionar que Santo Tomás distingue del ser como acto de existir y ser como la unión de los opuestos como pueden ser acto y potencia, esencia y existencia, por mencionar sólo un par de ejemplos, este último ser, es el que se la atribuye constantemente a la divinidad en tanto los otros vocablos de el ser, se refieren al mero acto de existir. Retornar a estos autores se torna en necesario, a fin de clarificar la mente y discernir los alcances de cada discurso intelectual.

 

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