En tarde de estudio
No encuentro calma, del jardín a la silla
Y de un salto al vacío
La presencia brinca en jazmines y madreselvas
Después su ausencia.

Del sol abrazador y sutil frescor de hierba
Se disipa tu labio de tierra.

Le arranco un grito a mi piel
Desesperado, anhelando
(todo gira aquí, ¿a dónde diablos se ha ido todo?)
y de entre las piedras arranco un recuerdo
listones de historias:

Sale uno verde, lugar de coyotes
Cerro y guarida del dedo,
por avenidas el de color azul
entre nube y atanores
Siluetas húmedas, aromas esenciales.

Listones finos y plenos
Diáfanos, tal vez oro y plata
Trenzados y anudados
De la entretela de mis sueños
Salen ríos de tus silencios,
de lo que se dice sin decir
de lo indecible o que se va creando conforme se dice
de lo imaginado, de lo inventado...

Nos conforman tejidos de fantásticas creencias
Juglares malabaristas
Magos saltimbanquis
Prestidigitador Teúrgos
Una piel y una sonrisa que busca
Caminando el surco invisible
Y perdido del plexo o entrepierna
Una prenda de tardes y mañanas recorridas
Sin propósito, a la par hilan destinos
Los nidos de tus miedos
En la alta copa del Árbol de la Vida
¿será necesario morir para existir?
Recobrar el aliento de las noches
Y en cada copa de vino
Ocultar, sólo ocultar el sentir
Armarnos lo suficiente para no ser heridos
No perder movilidad moderna
(o exponer la caverna interna)
Precipitar sutiles deslices internos
O hirientes actos y palabras
(ya que están tan dotadas de magia habrá que usarlas).

Sustituir la vida por su intento
Pararse en los zancos y realizar doble salto
Creerse lo innecesario
Hasta punto tal de sustituir lo insustituible
Consumir todo, incluso el amor
Y en medio de tanta acrobacia y farándula
Habitar, sólo habitar la caricia
Tejer en lino, venas y un mil miríadas
como cuentas lejanas
Hilvanar los suspiros y estornudos
Entre poema y mes
el encuentro del Ser
Existe posibilidad
Como monte análogo enfrente es
A lugar alguno no se ha ido
dimos la espalda o
como cuentas de vidrio lo perdimos en monedero
La entrada a la puerta
La llave en mi cuerpo
Incrustada en tú cerrojo
Entrar al castillo cerrado del Rey,
la puerta abierta
Con llave y cerrojo, que suspendidos
Habitan los sueños y camas
Rizos de sangrientas, obscuras, dulces cabelleras,
Sutiles pieles

Y el vuelo del Ser.


 

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