Miopía y cerrazón

Frater Faber Dardănǐus

(A partir de la lectura de Fazio, M. y Gamarra, D. (2002). Historia de la filosofía. Madrid: Palabra. Tomo III: Filosofía moderna; La filosofía del Renacimiento, pp. 13-43).

 

¿Podemos hablar del renacimiento florentino sin referirnos a Marsilio Ficino, Pico de la Mirándola y la Academia Platónica patrocinada por Cosme de Medici? ¿Podemos dejar de hacer referencia a estos y otros pensadores como Nicolás de Cusa y Gemisto Pletón sin considerar un hilo de transmisión que condujo el mundo de las ideas por medio del intellectus y que encontró un depósito en estos y otros pensadores? Ambas respuestas son negativas, así mismo lo es, creemos, el dejar a un lado algunos “conceptos” centrales de aquellos tiempos. Nos referimos concretamente a la tradición hermética y a la Cábala no sólo como hilos conductores en el pensamiento de estos hombres sino como un verdadero corpus que logra continuar como toda una doctrina.

Este es el gran vacío que encuentra uno en las primeras páginas del libro de Fazio y Gamarra, (pp. 13-43). Baste asomarse a la bibliografía de alguno de estos autores, digamos Pico de la Mirándola, para toparse con su título: Conclusiones mágicas y Cabalísticas, donde el llamado conde de la Concordia escribe, “Intellectus agens illuminans tantum, credo sit illud apud Themistium, quod est metatron in Cabala”, (Véase bibliografía, p. 16). Evidentemente que los versados lectores de esta página no se verán tentados por los besos de la magia, buscando siempre la teurgía practicada bajo los auspicios de una doctrina tradicional.

O de sus constantes referencias a varios de los pensadores alejandrinos que ya hemos nombrado en otros artículos, referencias como Plotino, Porfirio, Jámblico y Proclo, ¿qué tiene en común además de su cercanía con Platón? La respuesta es la doctrina hermética. Al referirse el renacentista Pico a Jámblico y otros más, recurre a la teoría del noús cuando habla de los diversos mundos y sus variadas numeraciones, todo ello sería verdaderamente incomprensible sin tener presente a dichas doctrinas.
 
Mas si esto fuese poco, consagra un capítulo entero en su libro de las Conclusiones, con el siguiente título: “secundum priscam doctrinam Mercurii Trismegisti Aegyptii”, (p. 46).

Por otra parte, cuando Cosme de Medici conoce a Marsilio, le regalará algunos cuantos libros: la Opera de Platón, la de Plotino y el Poimandres de Hermes Trimegistro. Años más adelante le pedirá Medici a Ficino que deje a un lado la traducción de las obras de Platón y que se avoque a la obra de Hermes, ya que desea conocerla a fondo antes de morir. Cualquier estudio preliminar de Ficino debe de mencionar las referencias de este pensador, no sólo hacía la idea platónica, sino “en el concepto más extenso de pia philosophia: desde Orfeo y Hermes […] a un Platón” (M. Ficino, 2001, p. XV, estudio preeliminar). Ahora en voz del propio Ficino, “Cuando Orfeo en las Argonáuticas, siguiendo la teología de Mercurio Trimegistro, cantó los principios de las cosas en presencia de Quirón y de los héroes…” (M. Ficino, 2001, p. 10) para más adelante afirmar que Hesiodo en su Teogonía y Parménides con su libro de la Naturaleza, entre otros, igual coincidieron con Orfeo y Mercurio en su concepto del amor.

En su estudio introductorio, Sobre el Furor Divino y otros textos, Pedro Azara cierra así su reflexión, “El poema ‘enfurecido’, el poema divino, a modo de himno, era la prueba de que el artista ya no era de este mundo. Era ya un demiurgo. Hermes había triunfado.” (M. Ficino, 1993, p. LXXIV). Serían interminables las referencias.

Es necesario abordar este corpus de pensamiento al tratar de estudiar a estos autores, de lo contrario la visión de los mismos será bastante limitada. El pensamiento llamado neoplatónico contiene diversas “líneas” de reflexión. No pretendemos englobar a la Cábala cristiana o al Hermetismo exclusivamente en todo ello, esto sería para otro tema; lo único que se pretende enfatizar es la “selección” de temas de los estudiosos contemporáneos, como si todo se tratase exclusivamente de una discusión entre neoplatónicos y neoaristotélicos, y a veces ni eso, simplemente dan por descartado a Platón y toda su línea de pensamiento plasmada desde la edad media hasta nuestros días. Miopía y cerrazón derivadas del dogma moderno.

Bibliografía

  • De la Mirándola, Pico. (1996). Conclusiones mágicas y cabalísticas. Barcelona: Obelisco.
  • Fazio, M. y Gamarra, D. (2002). Historia de la filosofía. Madrid: Palabra. Tomo III: Filosofía moderna; La filosofía del Renacimiento, pp. 13-43.
  • Ficino, Marsilio. (2001). De Amore, comentario a “El Banquete” de Platón. Traducción y estudio preliminar de Rocío de la Villa Ardura. Madrid: Tecnos.
  • Ficino, Marsilio. (1993). Sobre el Furor Divino y otros textos. Edición bilingüe, selección de textos, introducción y notas de Pedro Azara, traducción de Juan Maluquer y Jaime Sainz. Barcelona: Anthropos.  

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