El Mito
La palabra mito significa etimológicamente lo que hace referencia al misterio, y conlleva en sí las nociones de callar la voz (mutis), romper el discurso e inteligir simbólicamente. El mito es un relato maravilloso y simbólico que persuade a quién lo escucha atentamente acerca de las realidades superiores que se ocultan y se revelan en y por él. Cada relato mítico es una manera de decir algo inexpresable directamente a través del discurso lineal. Sin embargo, pese a la enorme diversidad en las distintas formas en las que los mitos se nos presentan, estos siempre aluden a una esencia idéntica entre todos ellos: lo “indecible” se puede decir de muchas maneras, todas ellas más o menos alusivas, metafóricas o codificadas según un lenguaje propio de una determinada colectividad.
El relato maravilloso que refiere el mito, ha de ser considerado como sucediéndose en un ahora-siempre. Por esto, cada que se dice “había una vez” o “érase en un principio”, hay que tomar estas frases en el sentido según el cual todo el devenir humano y suprahumano se halla ya predispuesto en la Eternidad. La eternidad, que carece de duración, simbólicamente es descrita bajo dos aspectos complementarios: sin un final asignable y sin un comienzo datable.
La relación del mito con los misterios puede ser concebida como sigue: el misterio es lo secretamente ocultado que no puede ser revelado por su naturaleza misma. Por eso, el mito, al relatar maravillas, provoca que callemos la voz para encontrar en el silencio una respuesta. El silencio es el que responde al inundar de luz cual si fuese un rayo en medio de una densa tormenta oscurecida por las tinieblas.
Es en ése no decir que nos invita a callar donde el discurso se rompe y entonces asistimos al funeral de la mente pues, ávida de razones y argumentos, desfallece al no poder encontrarlos ante la intuición que suscita el relato enigmático.
Visto desde otro ángulo, el relato maravilloso, posible únicamente a través de un lenguaje puramente simbólico, trae al ser individual una aspiración y un contacto con el mundo superior. Esto es lo que llamamos una intelección simbólica, latente en todas las épocas y lugares donde los hombres aún preserven o recuerden los relatos y leyendas antiguas.
Nuestros mitos son por lo tanto las joyas tradicionales que a veces guarda, pero sin saberlo del todo, la mentalidad común y son, aún más, la materia con la cual el iniciado puede reconstruir todo un edificio simbólico para expresar por sus medidas y proporciones y que no pertenecen a este reino.
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