La doctrina iniciática

 

La doctrina iniciática es el soporte o medio preciso y técnico para que el aspirante obtenga la realización sintética de los estados espirituales buscados. De tal modo que cada buscador encontrará lo que ha pedido al respecto y llegará hasta donde su impulso y cualificaciones lo lleven. La metafísica pura que constituye el trasfondo de la doctrina iniciática es como la madre que da a cada hijo un remedio particular estando afectados todos por la ignorancia. El fin de la doctrina metafísica es la obtención del Conocimiento Supremo y las palabras sobre eso son un obstáculo al respecto.

El aspirante se preguntará cuál forma tradicional posee la doctrina iniciática pura y tal pregunta no carece de valor pero implica una visión aún estrecha. Sabemos por las noticias del Hno.: Guénon que la tradición hindú es la que conserva la doctrina iniciática más “pura” y “fiel” al origen en el presente manvántara, en tanto que la tradición islámica hace lo propio respecto al fin del mismo manvántara. Sin embargo, las demás doctrinas o vías iniciáticas, conservan también en su esencia el mismo trasfondo metafísico, en tanto que sean derivaciones ortodoxas y legítimas como la Masonería Operativa para Occidente.

Lo importante es que cada forma tradicional auténtica ha de aportar a sus miembros regulares medios o soportes técnicos apropiados a las contingencias que haya que tomar en cuenta para despertar el Sí Mismo. Ante esto, lo que constituirá en una técnica iniciática particular su precisión será el adecuado acercamiento hacia la meta última además de las cualidades de cada miembro.

Por eso las doctrinas iniciáticas de Occidente específicamente han tomado soportes particulares en vistas de las circunstancias geográficas e históricas, así como antídotos precisos para la “sui géneris mentalidad moderna” que podemos calificar en pocas palabras como materialista, individualista y agitada; dando como resultado que la mayoría de las iniciaciones occidentales sean, a nivel de “castas”, en su mayoría para quienes cumplen un oficio, después para quienes poseen un arte o ciencia, y en su minoría para quienes son caballeros-guerreros y posteriormente para unos cuantos quienes logren penetrar (siempre al interior de una vía iniciática y no religiosa) y ser sacerdotes.

Así que al final no importa el camino que se siga puesto que no importa cómo se llegue desde la puerta de nuestra casa a la antesala de la verdad última, y una vez llegando a la morada de la verdad absoluta todos los caminantes olvidan tanto sus trabajos como sus fatigas, siendo borrados por la Gracia Suprema de todo nombre y forma.

 


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