Reflexiones alrededor de Los trabajos y los días , de Hesíodo

Homero Moreno Arredondo

“… el libro antiguo pertenece a la comunidad;
el libro moderno pertenece al individuo.” 1
José Manuel Villalaz

Introducción

Mediante la cita de entrada que hemos empleado queremos resaltar y compartir con el prologuista de la obra de Hesíodo, la importancia desmedida que tiene hoy en día los tan afamados “derechos reservados” o “derechos de autor” y que en la antigüedad de todos los pueblos eran conceptos completamente ajenos. Y es que este cambio no es poca cosa. En tiempos muy lejanos a nuestra “realidad” las escuelas del “pensamiento o de las ideas”, con sus textos y enseñanzas propias ahí vertidas, pasaban por distintas manos. Los discípulos o herederos del pensamiento del personaje central llevaban a cabo la tarea de continuar difundiendo los planteamientos principales de su escuela. Por ende esta tarea les exigía adentrarse a la obra del “autor” y estudiándola a profundidad llevar acabo complementos de la misma.

Sirva por lo pronto como un breve marco de presentación de nuestro escrito lo que más adelante trataremos de explicar.

 

La época de Hesíodo

El nombre del padre de Hesíodo, ignorado hasta nuestros días, vivía en Cumas, en Eolia. Aqueo de raza se encontraba por estas tierras debido a que sus antepasados tuvieron que huir de las invasiones de los dorios en Grecia continental, refugiándose como cientos de familias en las islas y en las costas del Asia Menor.

Dedicado a las arduas labores del mar y teniendo apenas lo suficiente para vivir al día, decide regresar a la Grecia balcánica para probar mejor suerte y cruzando así la puerta de sus antepasados, atraviesa el mar Egeo. El pescador, ya sin redes, decide arraigarse en la árida aldea de Beocia, cuyo nombre es Ascra. Aldea de la cual Hesíodo llegará a quejarse amargamente en el texto que precisamente nos ocupa. Nacerá entonces nuestro personaje en continente, en Ascra con la presencia del Helicón a su rededor.

Sea probable que la carga familiar de la vida en alta mar y todo lo que implicase en la psique inferior de sus integrantes o ya sea por las condiciones de manutención de la familia, el hecho es que nuestro poeta sólo se embarcará una ocasión hacia Eubea para poder participar en un certamen, de aquéllos que los griegos eran muy apasionados e incluso enamorados: oratoria, poesía y muestra de habilidad del pensamiento en las ideas de la tradición. Hesíodo no regresará con las manos vacías, muy por el contrario le premiarán con un trípode. 2 Tan significativo es el premio que el poeta decide consagrarlo a las Musas del Helicón, el cual se encuentra cercano a Ascra y en donde por cierto tendrá su primer encuentro con ellas mientras pastoreaba sus ovejas.

De pastor por destino a aeda por vocación se desenvuelve la vida de Hesíodo. 3 Y es que dejará el cayado para tomar la rama de olivo que le conceden las Musas. Debemos imaginar que la vida de nuestro personaje no será nada sencilla pero finalmente no sólo logra sobrevivir sino sobresalir. Tan es así que su lugar de sepulcro está envuelto en leyendas y una clara disputa entre dos ciudades por poseer sus cenizas: su natal Ascra y Naupacta.

Largos estudios han llevado a colocar a Hesíodo como contemporáneo de Homero, sin embargo lo más probable es que más bien sea posterior, aproximadamente por la última mitad del siglo VIII a. C. 4

 

 

Sinopsis

El escrito se compone de dos partes, en una primera se nos relata las edades de la humanidad y el cómo debemos de aplicar y entender el sentido real de la justicia divina, tan ajena su aplicación en la vida actual de los hombres.

En la segunda, y mediante ejemplos muy concretos y prácticos de la vida del campo, signada por los ciclos lunares y las estaciones, Hesíodo expone los cuidados y faenas a las que el hombre debe de dedicarse todos los días de su vida si quiere tener sustento, alimento y techo, ya que ese es nuestro destino después de la caída de Prometeo en las garras de los dioses al haber aceptado a Pandora para la posterior condena de la humanidad.

El centro de la obra y su mensaje doctrinal

El pastor de hombres de Ascra nos enfrenta a una intensa exposición de dioses operando y creando el cosmos, una Teogonía efectivamente, encontramos en Los trabajos y los días , toda la aplicación del concepto de la exacta justicia divina en contrapartida con la errada justicia humana. El pasaje donde se aplica la justicia con los valores que ésta sustenta se centra en los consejos que le da Hesíodo a Perses (¿su hermano?), en tanto se quejará constantemente de la aplicación y limitado entendimiento humano ante el profundo valor de la Justicia. No obstante la importancia de estas líneas del autor, nos centraremos en la primera parte donde Hesíodo nos hablará de la división de las edades de la humanidad.

Hesíodo con su obra central, la que nos ocupa, y por supuesto con sus otros trabajos, logrará un valuarte para la transmisión de un conocimiento legendario, que ha pasado por gran cantidad de autores y pensadores como Estesícoro, Píndaro, Demóstenes, Apolonio de Rodas, Virgilio y Ovidio. Nos recuerda Villalaz, en su extraordinario prólogo, que Virgilio en sus Geórgicas escribía: “Repito a través de la campiña romana el canto del poeta de Ascra.” 5 Efectivamente, Homero “es un eslabón esencial –como receptor y como transmisor– de esa larga [e ininterrumpida] cadena de tradiciones. [y que encontraron en los santuarios] el hogar por excelencia de eso que llamamos tradiciones de un pueblo.” 6 Hay efectivamente en todo ello una continuidad del saber y del Conocimiento. 7

El relato central de las edades de la humanidad se encuentra como entrada del escrito máximo de Hesíodo. Marco de presentación para darnos a entender la decadencia de la humanidad actual en la edad sombría, con un ejemplo muy práctico y vigente no sólo, insistimos, en los tiempos del poeta de Ascra sino en los nuestros también que finalmente también son los de la edad de hierro. Nos referimos al tema de la justicia, Hesíodo, como veremos, tratará de explicarnos con esa breve pero contundente entrada que el hombre se encuentra ya decaído desde aquellos tiempos, idea que por cierto había ya expresado en su momento Homero y expresará poco más adelante el mismo Platón.

A todo lo anteriormente dicho, debemos agregar que la situación de los hombres griegos de la época de Hesíodo es tal debido a que Prometeo retó a los dioses del Olimpo. La apuesta resultó peligrosa y desde ya se nos designa un destino que debemos de saber sortear:

“… para Hesíodo tal situación (trabajo, sufrimiento, injusticia) no es originaria. Es el resultado de un castigo, castigo aplicado a una falta. ¿Cuál es esa falta? El mito da la respuesta: Prometeo robó el fuego divino para darlo a los hombres. Zeus, entonces, creó a Pandora, la mujer de cuya caja salieron todos los males que aquejan al hombre.” 8

Entonces ahora corresponde a los mortales afrontar el hecho de que Prometeo les ha colocado en una delicada situación y así como en la cosmogonía judeocristiana Adán y Eva fueron marcados para vivir fuera del paraíso debido a su desacato con las consecuencias que esto trajo consigo, así ahora, y desde el punto de vista de la teogonía griega, los hombres se desempeñarán cargando en sus espaldas el robo ajeno del fuego y confrontando ese saber conviviendo con trabajo y justicia, es decir “con el sudor de sus frentes.”

 

 

Valoración crítica y vigencia

“Hay que conceder poca atención a los procesos y al ágora cuando no se ha amontonado en la casa, durante la estación, el sustento, presente de Demeter.” Y enseguida esta otra, “… y me has arrebatado la mayor parte, con el fin de inclinar en tu favor a los reyes, esos devoradores de presentes, que quieren juzgar los procesos. ¡Insensatos!” 9 Son dos citas que bien nos reflejan la problemática que estaba viviendo Hesíodo y que no podemos demeritar, Los trabajos y los días es muy vigente, estos valores de justicia e equidad continúan en el baúl de los buenos deseos y cierto es que nadie ha logrado darles su lugar en la humanidad. Anotemos una cita más como muestra y que igualmente está vigente: “Da siempre exactamente el salario convenido a tu amigo.” 10 Como ésta encontramos varias lecciones muy dignas de aplicar en todos los tiempos, aunque no sólo de ahí la vigencia del poeta de Ascra, como veremos más adelante.

Pasaremos por ende al relato en sí y trataremos de darle sustento a nuestras palabras.

Estructura

Hemos comentado en la sinopsis, a muy grandes rasgos, de qué partes se compone el relato que estamos tratando. Es momento que entremos de lleno a él en los puntos que, como hemos marcado, serán de nuestro interés.

Debido a que los dioses han decidido ocultar a los hombres el sustento de la vida, ya que de lo contrario éstos trabajarían un solo día para descansar durante todo el año, como esto no es así debido a que Zeus se sintió engañado por Prometeo, se nos presentan los trabajos y sus días en la aparentemente interminable rueda de la vida.

“… te alegras de haber hurtado el fuego y engañado a mi espíritu; pero eso constituirá una gran desdicha para ti, así como para los hombres futuros. A causa de ese fuego, les enviaré un mal del que quedarán encantados y abrazarán su propio azote.” 11

El fuego que es la luz del Conocimiento aquel que abre los ojos del ser humano no siendo paradójicamente sino el motivo de su saberse aparentemente separado de su creador, es este mismo elemento el que nos une pero también el que, según acciones, nos puede distanciar del Creador. Fue entonces cuando el padre de los dioses ríe y decide formar a Pandora con ayuda de todos los dioses, “todos los dioses de las moradas olímpicas le dieron algún don, que se convertiría en daño de los hombres que se alimentan de pan.” 12 Como vemos, y continuando con las semejanzas, por decirlo de alguna manera, este pasaje nos lleva a extrapolarlo con el relato bíblico de Adán y Eva aún en el paraíso.

Y Prometeo sin recordar que no debía aceptar regalos de Zeus toma a Pandora.

“Antes de aquel día, las generaciones de hombres vivían sobre la tierra exentas de males, y del rudo trabajo, y de las enfermedades crueles que acarrean la muerte a los hombres. Porque ahora los mortales envejecen entre miserias.” 13

Veamos cómo no sólo el trabajo, sino la enfermedad y la muerte serán la consecuencia de este enfrentamiento fatídico con los dioses. Comenzará el devenir de la humanidad pasando a una edad, no ya dorada sino de otras cualidades expresadas a parir de los metales. Es bueno apuntar que estas mismas edades de la humanidad estarán presentes en muchas otras culturas, mencionemos el caso de la tradición hindú donde se le llaman: Satya Yuga, Trêtâ Yuga, Dwâpara Yuga y Kali Yuga, que equivalen perfectamente con las edades de Oro, Plata, Bronce y Hierro de la tradición grecolatina.

“Pero, si quieres, oh Perses, te diré otras palabras buenas y sabias; retenlas en tu espíritu.” 14 Y es así como Hesíodo comienza el relato de las edades de la humanidad, cierto es que nuestro poeta menciona una edad intermedia entre la de bronce y hierro, la de los semidioses o héroes, esto se ha mencionado en distintos estudios como una necesidad del relator de acuerdo a su época. Efectivamente así lo podemos considerar ya que esto no llegó a afectar la transmisión de este relato más adelante el cual conservaría su cuaternaria división. 15

Es en la Edad de Oro donde los hombres no conocerán el trabajo ni el dolor ni siquiera la cruel vejez. Aunque los hombres no dejarán de ser mortales, pero morirán como quien va a dormir. Los alimentos se producían por sí mismos y la tierra siempre era fértil. Abundancia y generosidad son dos de los términos que bien podemos aplicar a esta edad. Es importante señalar que este ciclo inicialmente estará bajo el imperio de Cronos que mandaba en el Urano. Y a continuación Hesíodo nos comenta que:

“Pero, después de que la tierra hubo escondido esta generación, se convirtieron en Dioses, por voluntad de Zeus, aquellos hombres excelentes y guardianes de los mortales. Vestidos de aire, van por la tierra, observando las acciones buenas y malas, y otorgando las riquezas, porque tal es su real recompensa.” 16

Es decir que por un lado hay un cambio de reinado entre los Dioses, ya que ahora será precisamente Zeus Crónida, el que domine el ciclo y por el otro se preparará el advenimiento de la siguiente edad, que Zeus previniendo su cambio había decidido por voluntad propia y por ende en un ejercicio pleno de su libertad, conceder la inmortalidad a algunos cuantos y excepcionales seres humanos.

La Edad de Plata es muy inferior en cuanto a su antecesora pero por mucho muy superior a esta de hierro que vivimos. Los niños vivían cien años pero sin inteligencia alguna, al alcanzar la adolescencia se encontraban muy abrumados por “dolores a causa de la estupidez.” Es éste un factor determinante que marca el abismo entre las dos edades, en una se sabe en la otra se ignorará, ¿es éste el momento de la entrada de Pandora y por ende del conocimiento que arrebatase el Titán Prometeo?, ¿va a ser sólo un saber parcial para poder operar ciertos adminículos y ciencias secundarias pero muy alejadas del Saber primigenio?

Consideremos que ya en esta edad los hombres no pueden abstenerse de la injuria y la iniquidad cosa que por supuesto no existe en la áurea edad, y como además los hombres plateados no honraban a los dioses ni sacrificaban “en los altares sagrados de los Bienaventurados […] Zeus Crónida, irritado, los absorbió, porque no honraban a los Dioses que habitan el Olimpo.” 17 Así que estos mortales fueron llamados los subterráneos, en segunda fila se encuentran pero aún así se respeta su memoria según nos dice el pastor de hombres.

“Y el padre Zeus suscitó una tercera raza de hombres parlantes, la Edad de Bronce” 18 arribó. Hombres muy ocupados en las labores de Ares (como los aqueos que van a combatir en la ventosa Ilion), no comían trigo y “tenían un corazón duro como el acero” 19 En esta edad todas sus armas eran de bronce ya que aún no conocían el hierro negro.

Posteriormente tenemos la edad intermedia de Hesíodo, semidioses que alcanzarán la gloria y vivirán allende el profundo Océano en las islas de los Bienaventurados, donde “tres veces por año, les da la tierra sus frutos.” 20

Pero ahora, ciertamente compartimos el pesar de Hesíodo, ya que ahora es la Edad de Hierro donde lo abrumador del trabajo, la corrupción y amargura son los valores constantes y por si nos quedase alguna duda que estamos en esos días con sus trabajos cito:

“El uno saqueará la ciudad del otro. No habrá ninguna piedad, ninguna justicia, ni buenas acciones, sino que se respetará al hombre violento e inicuo. Ni equidad, ni pudor. El malo ultrajará al mejor con palabras engañosas y perjurará.” 21

La continuación del relato estriba en que ahora Hesíodo, dirigiéndose a Perses le señala, con pruebas contundentes, las calamidades de los hombres que en esta época deben de soportar y le advierte de su pecaminoso y taimado comportamiento. Solicitándole que se adhiera al espíritu de justicia y rechace la violencia, ya que el Cronión ha dispuesto la ley para los hombres.

“Ha permitido a los peces, a los animales feroces y a las aves de rapiña devorarse entre sí, porque carecen de justicia; pero ha dado a los hombres la justicia que es la mejor de las cosas […] la posteridad del hombre justo se ilustra en el porvenir, cada vez más.” 22

Hipótesis

De difícil solidaridad humana estos días con sus arduos trabajos, por ende debemos rescatar un humanismo entendido como aquel lazo genuino entre los hombres y de éstos con sus dioses y no de una afamada gloria del individualismo a ultranza. El humanismo es una senda olvidada hacia los dioses y no una exacerbada gloria a los egos contingentes y relativos. La humanidad clama por una nueva Edad de Oro sustentada en un conocimiento de nosotros mismos, de nuestros semejantes para paralelo acceder a los misterios del orden todo. Sin confundir esto con un saber que acumule datos y fichas técnicas, que finalmente es el relativo saber que nos ha llevado a la barbarie disfrazada de civilizada sociedad aparentemente libre e igualitaria. Más bien muy otra sociedad pensamos que sea vigorizante de todos los seres y con todas sus capacidades y potencialidades.

Bibliografía

Hesíodo, Teogonía. Los trabajos y los días. El escudo de Heracles . José Manuel Villalaz, (Prólogo). Editorial Porrúa, México D.F., 1990.


 

1 José Manuel Villalaz, Prólogo (p. IX), en Hesíodo, Teogonía. Los trabajos y los días. El escudo de Heracles . Editorial Porrúa, México D.F., 1990.

2Es digno de considerar y reflexionar para que se utilizarían estos trípodes, Homero en su Ilíada también los menciona como algo muy preciado para los aqueos e incluso teucros. Un tesoro o un signo que va más allá del estatus o artículos “prácticos” desde la concepción moderna. Pensamos que estos trípodes pudieran más bien tener una relación con su imaginación del mundo divino y algo para ser utilizado con fines más elevados. Recuérdese que las pitonisas utilizaban un trípode para sentarse en él y tener contacto con el oráculo de Delfos.

3 Otra referencia a Homero, ni hablar y es que Hesíodo está muy ligado a él, pero el punto es que nótese que en La Ilíada , sólo se le dará el nombre de Pastor de Hombres a los nobles. Cierto que hasta donde sabemos el autor de La Teogonía , recibe el epíteto de pastor por su oficio pero sea probable que fuese, a la larga y finalmente además de un aeda , un pastor de hombres.

4 Para estas dos últimas afirmaciones sobre la disputa de las ciudades y el siglo que diera luz a Hesíodo véase el prologo ya citado de Villalaz.

5 Villalaz, op. cit ., p. XV.

6Ibidem .

7Pero hay más, “Hesíodo maneja un antiguo patrimonio tradicional que se remonta a dos poemas religiosos del Cercano Oriente que datan de entre 1400 y 1200, son tablas hititas cuneiformes que a su vez tenían antecedente en otras hurritas, más antiguas, a mediados del segundo milenio (1500 a. C.).” El primero de ellos nos recuerda el cómo se dio una sucesión de diversos dioses en forma violenta (Alalu, Anu, Kumarbi y el dios de la tormenta), en el símil de la posterior mitología griega con el dios Urano desterrado por Cronos y éste a su vez por Júpiter, además de un segundo relato la “Canción de Ullikummi.” Hesíodo se alimenta entonces de antiquísimos relatos hititas que le fueron transmitidos ya sea por los fenicios o bien por lo griegos que vivieron en el Asia Menor en Mileto o Rodas, “donde se encontraban establecidos en la época micénica, llegaron a conocer la historia de la sucesión de los dioses e historias afines. El mito de la separación del cielo y de la tierra se encuentra difundido en todo el mundo. Hesíodo lo presenta cuando Cronos emascula a su padre al inclinarse éste sobre Gea, ávido de amor.” Apuntes de Luz María Gaubeca, Cfr . Albin Lesky. Historia de la literatura Griega . Gredos, Madrid, 1989.

8 Villalaz, op. cit ., p. XIX.

9Ibid . p. 31

10Ibid . p. 37

11Hesíodo, Teogonía. Los trabajos y los días. El escudo de Heracles . Editorial Porrúa, México D.F., 1990. p. 32.

12Idem .

13Idem .

14Idem .

15Homero había ya llamado a estos héroes aqueos los de broncinias corazas o broncinios cascos o incluso de broncinias lanzas. Muy cierto lo primero que nos viene a la mente es el metal con el cual podrían haber construido sus armas, ¿de bronce? Lo cierto es que incluso esos legendarios héroes y algunos considerados semidioses como Aquiles, batirían sus batallas en la edad de hierro, ¿alguna reminiscencia?

16 Ibid ., p. 33

17Ibidem .

18Ibidem .

19Ibidem .

20Ibidem .

21Op. cit ., p. 34

22Op. cit ., p. 35

 


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