“El hombre Verdadero de antaño
ignoraba el amor a la vida,
el odio a la muerte
Alerta siempre y ligero
en su ir y venir; eso era todo.
Consciente de su origen,
sin preocuparse por el fin.
Complaciéndose en recibir
Olvidándose al entregar.
Esto es lo que se llama no dañar al Tao con el corazón,
no estorbar al Cielo con lo humano.
Así era el Hombre Verdadero.”

Lao Tse.

 
 

“El hombre Verdadero de antaño
se acomodaba a la escasez,
no se enorgullecía con el éxito,
no actuaba con planes.
Un hombre así erraba sin arrepentirse,
acertaba sin vanagloriarse.
Un hombre así ascendía sin vértigo a lo más alto,
se sumergía en lo más profundo sin mojarse,
penetraba en el fuego sin quemarse.
Su conocimiento era tan alto como el Tao.”

Lao Tse.


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